Wednesday, June 20, 2018

:::ParaQué?::: y :::Monograma:::


Eso de la Bandera siempre fue una pregunta flameante más que algo flamante. La Banda no era, no tenía banda y estaba en banda. Llendo y viniendo de un norte a otro, de otro sur al fundamental. En la deriva que siempre tuvo que ver con la inconformidad, que era donde podía realmente localizarme, de pies a cabeza, y con cierta expulsión histórica particularmente argentina, generacional, y el ancestral no-lugar del lugar predeterminado para las mujeres. Desbandaba de origen por no poder aceptar esto y aquello y lo de más allá. En 2008 ya eran muchos los puentes y mucha el agua de ríos transcurrida. Nacer sucede, la vida propia es un tejido en el cual la urdimbre son los nervios de la conciencia en movimiento constante, una experiencia psíquico-perceptiva de múltiples cualidades. Donde sea que vayamos o nos detengamos, somos locales. Es un principio constitucional terráqueo micro-biopolítico, orgánico. La localidad de nuestros cuerpos-naves, nuestra materialidad divisable,  tan insistentemente buscada por los ‘devices’/ dispositivos que hoy han colonizado nuestros bolsillos, nuestra gestualidad, nuestra intersubjetividad, nuestros lenguajes. La globalidad capitalista se sostiene en tecnologías de localización y ‘profiling’/ evaluación de perfiles, devora nuestras presencias, ‘selfies’, las almacena para múltiples usos económicos y de control social en función de los paradigmas de poder y sus temporalidades. En esa mélange, las banderas colectivas son campos de batalla y ‘merchandice’. El gesto del trapo al viento, el de la ropa en la soga, sí, el de los pañuelos de la zamba, sí, el de los pañuelos bordados de amor y valor, de las Madres y Abuelas de las plazas que nos devolvieron y sostienen por siempre la esperanza, sí. El gesto del trapo al viento, que señala, pregunta y llama, sí. La pregunta como bandera, el hacer como pregunta, la bandera como página, como escritura inconcluible, para hacer bandas, de trueques, de frecuencias, de amigues, de honor y bandas de fiesta. 

Un año atrás mi Bandera era el hálito de mi madre que entraba en el proceso final del naufragio biológico de su cuerpo. Una Bandera invisible y tenue que lo envolvió todo. 
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Digo, soy post-tucumana, o sea me desidentifico con el lugar de nacimiento y formación por el de un lugar corrido que incluye lo mejor de esas memorias, y no sus hirientes contradicciones. El lugar en el que vivo, mas o menos desde fines de los ’80, década del transplante, es TucKaliMacondo. Un lugar-concepto de raíces aéreas que se asienta en casas de barrios y ciudades diversas, según se mueva el río de los deseos y los vínculos posibilitantes. En el año 2008, hace 10, durante un mes entre Junio y Julio, aterricé nuevamente en Tucumán en una casita de Villa Alem. “Oferta del mes. Exclusivo para vecinos” fue un proyecto artístico performativo-relacional que ubicó a TucKaliMacondo en un nuevo lugar.  

Allí, en el espacio La Punta, que por esos tiempos gestionaba proyectos de arte contemporáneo en una casita esquinera en medio de aquel barrio de clase media baja y menos, antigua orilla de la ciudad, por tramos lindando con lo rural, desparejo en su urbanidad entre lo modesto y lo precario, lo abandonado y una red fulgurante y estrambótica de intermitentes mini-casinos de las mafias locales sembrada cada 2 o 3 cuadras alrededor, "caldo de cultivo de vaya a saber qué.." decían algunxs, y ahí, con el auspicio de la gestión de lxs artistas de La Punta, planté una pregunta y cultivamos momentos con quienes se acercaron.  Un cartel, la casa vacía y horarios de trabajo diario ofreciendo servicio gratis de artista, propios y los de otros artistas que fui invitando. Lxs vecinos comenzaron a acercarse tímidamente. Jóvenes, niñas, señoras. Dejé volantes en las casas, también salí a retratar las calles en sus diversos momentos de flujo. Poco a poco se fueron entablando múltiples diálogos con diversos focos de inquietud e historias, la de un desalojo inminente, la de un abuelo sastre participante activo de la comunidad boliviana afro-descendiente, la del custodio José con su bicicleta flúor, la de Norita, la de la citación policial que pegaron en la puerta por una denuncia de vecinos que me vieron sacar fotos desde la ventanilla de un taxi e imaginaron que era parte de una banda de secuestradores de niños, de sus hijos. Saber entonces la pesadilla de algunxs detrás de sus propias rejas y candados, pesadillas de detrás de sus anteojos de sol y ropas limpias. Buscar al pintor de carros y letreros apodado ‘Benladen’, encargarle el cartel y retirarlo de una gomería sin nunca conocerlo,  contratar al manicero para la noche de cine en la vereda, hacer una videoperformance con el grupito  de asiduxs visitadores de las tardes, esperar, oir, recibir, invitar, y la pelota de los chicos cayendo siempre al patio. El emblema-pelota para Evo. Compartir y documentar, colgar panes y globos  en la puerta de entrada, registrar las intervenciones en los alrededores de lxs Viva Laura Pérez, de Pablo Giot con el casco interactivo y "El Barrio (que) Piensa", la aparición de Abril-Avril como Súper Héroe Lunita, Nico y Helena con la lámpara mántrica, Regina leyéndo poemas en la carnicería, Nico Tolosa conectando el barrio con Bukowski, la intervención pictórica del cartel y acompañamiento amoroso de Alfredo Frías y Sonia Ruiz, la   de Fabián González asegurando puertas y ventanas, la perfo-dibujo de Martín Denegro que instigó a chicos y chicas a mostrar los suyos, la mini-instalación de Madreselva / Magdalena Postigo, los tambores nigerianos del radiante Fall y sus discípulos, la visita de Ale Daruich y las Mariposatis, de Ticio Escobar y Patricia Hakim. 


La pregunta abierta, puesta en la calle, en el terreno de los pragmatismos cotidianos, porque "el arte" se hace en 1ra persona ante la multiplicidad y dentro de un contexto social e histórico también particular. Sirve? es un servicio? tiene un para qué? un para quienes? un destino  previamente pensado y direccionado, como se elaboran y presentan los productos a consumir? es una pregunta por la nulidad? una pregunta mal formulada? una pregunta trillada y deshechada en los contextos de trabajo artístico "profesional"? La pregunta parece tocar algo que resiste aun, al centro de las muchas posibles respuestas y parece reducir sus mitologías apuntando a considerar el entronque y proyección de una actividad, entendida como la actividad de lxs artistas visuales/plásticxs, en el entramado social cotidiano. Un rumor lúdico para observar lo que genera, responder vincularmente, atender y disfrutar de cada emergencia por igual como un valor estético máximo.  El arte era un rumor que no terminaba de asomar, “lo que hacían unos jóvenes en ese lugar”, “nunca antes nos invitaron a entrar”, ahora ellas y ellos eran los dueños, los protagonistas del "arte", llegaban a conversar y eso era arte, eso, como lo que se puede colgar en una pared por puro gusto, le resplandor en cada rostro. Un convite como cualquier otro. El resplandor de conocernos,  de prestarnos atención. La revalidación conceptual y política de la ornamentación, todas sin exclusión, filosofía y arte barato, en las manos de todxs, en una suceción de visitas y familiaridades así creadas. Recuerdos serán, sonrrisas. Las tardecitas frías y las 'llegadas' para ver 'qué pasa hoy', qué hacemos, hacemos la apodada 'peli de Nos', "5 veces 1", o hacemos otra cosa.  El juego de los premios, los emails, el anuncio del manifiesto del arte-telepático para el siglo xxi, la idea de vecindario como cruces, yuxtaposición de rastros e intensiones, la desmaterialización del locus por los cambios y paso del tiempo, el momento de la despedida, el año que ya es el futuro contiguo, la virtualización del vecindario, los archivos, el blog, la nave en automático.  Fue la vida de un diario y un diario de encuentros, sinergía de movimientos y momentos. Una fiesta de cierre, hubo, una coda, muestra por unas horas, instalación de objetos de lectura y conmemoración, sobre una línea gris medio, en medio de las paredes blancas a la altura de la cabeza  donde intentamos oir al corazón, el renglón del inicio que recibía indicios de las acciones y eventos compartidos, el arte en su estado de Indicio, partitura final como recorrido perimetral de las dos salitas,  con el cero a la izquierda entrando desde el patio hasta finalizar en el ala derecha de la puerta. Textos,  fotografía docu-ficcional, choripanes, limonada y cumbia. Indicios.


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